Se acerca la «diáspora vacacional» y conviene relajarse pero no descuidarse. Esto viene a colación de lo ocurrido con Guillermo Zapata. Personaje para mí desconocido hasta que la reciente alcaldesa de Madrid decidió hacerle concejal de cultura.
Resulta que tenía un pasado
A su nombramiento siguió un proceso de seguimiento, del sujeto en cuestión, por parte de su competencia política en busca de debilidades. Lo que en términos políticos se denominan trapos sucios. Estos afloraron en twitter, tras realizar una búsqueda retrospectiva, donde se encontraron estos comentarios lanzados a la red en 2011:
Inmediatamente se originó una ofensiva mediática poniendo en entredicho su idoneidad para ser concejal de cultura. Hasta el poder judicial tomó cartas en el asunto. Fuera de contexto los comentarios pueden ser considerados vulgares y de mal gusto. Pero que tire la primera piedra el que no ha tenido nunca un ramalazo de humor negro. No se ha puesto en entredicho su «capacidad» para ejercer de concejal de cultura -formación, experiencia- si no su «idoneidad» por unos comentarios vertidos cuando no era una persona pública.
Finalmente la presión mediática le hizo dimitir. No debía estar acostumbrado; error de neófito. No creo que el resultado hubiese sido el mismo con un político más curtido.
Lo que le ha ocurrido a este señor le puede ocurrir a marcas y corporaciones. Pero todo es relativo. Si eres pequeño tienes un riesgo inherente. Si eres grande arreglar los problemas resulta más sencillo. ¿Alguien se acuerda del problema de KitKat? Nestlé no supo reaccionar cuando las redes sociales eran obviadas por las marcas. Pero su actuación sería impensable en la actualidad. Las marcas han aprendido, o están en ello, la relevancia del ruido social. Atan en corto los desmanes de sus community manager. Y han aprendido que con buenas estrategias de SEM y SEO pueden relegar comentarios negativos y hacen uso de ellos.
Con lo que se vuelve a hacer bueno lo de:
El tamaño importa (o la experiencia)
Casi todo es relativo
Ahora bien, volviendo a la polémica del señor Zapata. Después del espectáculo que nos ha brindado tanto el poder judicial como el político. Me quedo con la más razonable. Sin lugar a dudas Irene Villa.
FELIZ VERANO. VOLVEMOS EN SEPTIEMBRE.