Es curioso esto del marketing y la comunicación: de repente se pone un concepto/”palabro” de moda y todo el mundo comienza a teorizar sobre el mismo. Desde hace un tiempo todos estamos preocupados por el término Big Data. El Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) le dedica su tiempo en la excelente exposición Big Bang Data, que introduce al espectador con una frase que incita a la reflexión: “la producción de datos en volúmenes masivos es uno de los hechos fundamentales de nuestro tiempo”.
Recientemente, un informe de la consultora Accenture también se hacía eco del fenómeno pero desde la perspectiva de las industrias que hacen uso de esa información. Entre los resultados del estudio “Big Success With Big Data”, se destaca que, en el 94% de las empresas consultadas, el Big Data se había utilizado para identificar nuevas fuentes de ingresos y en el 89%, para desarrollar nuevos productos o servicios.
El 94% de las empresas utiliza el Big Data para identificar nuevas fuentes de ingresos y en el 89% para desarrollar nuevos productos o servicios.
Pero, ¿cuáles son los aspectos realmente relevantes? ¿ es un nuevo fenómeno o la evolución de algo ya existente?
- La información es poder y, en el caso de las empresas, disponer de información sobre sus clientes es imprescindible para su supervivencia. Básicamente porque la regla de que captar un nuevo cliente resulta más caro que retener al que ya tienes continúa vigente.
- El análisis de grandes cantidades de información no es un fenómeno nuevo. Hace unos años lo conocíamos por minería de datos o data mining. Mi primera experiencia en ese campo se remonta a una segmentación que realizamos para Retevisión. Empezaban a disponer de mucha información sobre sus usuarios residenciales. Necesitaban crear grupos homogéneos para poder hacer ofertas ajustadas a las necesidades de sus clientes y, en un siguiente estadio, querían poder asignar cualquier nuevo cliente en función de su consumo y su tipología de llamadas a uno de esos grupos.
- El aspecto verdaderamente novedoso, en mi opinión, es el volumen de datos con el que podemos trabajar, por la cantidad de información que generamos y la huella que dejamos. Para muestra, el volumen de fotografías, vídeos, comentarios en redes sociales… que se generan con el nacimiento de un bebé.
El fenómeno implica la necesidad de guardar volúmenes ingentes de información que se almacenan en dispositivos o en la nube. El coste de su almacenaje ha descendido de forma notoria, propiciando la democratización del fenómeno (pensemos en cuántos «gigas» de información tenemos en casa, en mi caso algunos «teras«).
CCCB © Gunnar Knechtel Photography, 2014 En este sentido, cobra relevancia la reducción del espacio necesario para almacenar la información. En la imagen se muestran las fotos subidas a Flickr en un período de 24 horas. Impresas ocupan una gran sala del CCCB, pero en formato digital las podemos tener en un pen-drive de pocos centímetros.